La ruralidad debe volver a ser parte de la agenda pública

La ruralidad debe volver a ser parte de la agenda pública


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A fuerza de repetir que este es un país urbano, han desaparecido de las agendas públicas y legislativas los temas que se encargan de la planeación rural.
Así lo manifestó el doctor en Urbanismo, Territorio y Sostenibilidad, Luis Carlos Agudelo, docente de la Escuela de Planeación Urbano-Regional de la Universidad Nacional, Sede Medellín.
En ese sentido, explicó que Colombia es un país de pequeños pueblos, en donde la tercera parte de la población vive en los grandes centros urbanos, pero hay una proporción muy importante que ocupa pequeños pueblos, de entre 3.000 y 4.000 habitantes, así como localidades muy remotas a cuyos residentes no se les puede pedir que se trasladen a grandes centros urbanos para ser atendidos.
Al respecto, también expresó que se trata de un problema de representación, debido a que las decisiones sobre el campo se toman en el mundo urbano y hace tiempo se abandonaron los esfuerzos por entender las transformaciones propias del sector agrario. Es por ello que se tiene una imagen ‘envejecida’ de estas zonas, con la cual se están tomando la mayoría de las decisiones.
A propósito del Foro Urbano Mundial que se desarrollará en las próximas semanas en Medellín y en el cual la U.N. tendrá una importante participación, Agudelo critica el hecho de que la premisa sea solo el papel y desarrollo de las ciudades y que no se preste atención a las relaciones con el mundo rural.
Para el docente, “hay que revisar eso de que la mayoría de la población del mundo vive en aglomeraciones urbanas, lo cual va un poco en la línea de algunos candidatos presidenciales que señalan que la suerte del campo se puede decidir casi sin conocerlo, con las decisiones que se tomen del mundo urbano”; y agrega que por desgracia, este evento solo tiene una agenda pensada para comparar discursos y modelos de planificación urbana muy centrados en las ciudades.
¿Qué camino seguir?
En cuanto a las soluciones, el experto sostiene que desde hace varios años se llama la atención sobre la necesidad de que al momento de producir normativas, por ejemplo en materia de ordenamiento territorial, esas mismas se ponderen, pues no es lo mismo pensar en ordenar una ciudad de 3 millones de habitantes a un pueblo de 20 calles y 3.000 habitantes.
Por esto, cuando se ha tenido la oportunidad de asesorar distintos entes territoriales y entidades, desde la U.N. se han sugerido modificaciones de contenido normativo en las leyes de ordenamiento del territorio, ya que por desgracia la ponderación de esas realidades de lo rural en la planificación territorial no ha sido muy exitosa.
Es así como el docente propone que para entender esas dinámicas del campo, lo primero es que los académicos abandonen la comodidad de sus oficinas y del internet y se comprometan en un contacto más cercano con la realidad de la nación.
Un buen ejemplo de que la legislación en Colombia no está pensada para la ruralidad son los Planes de Ordenamiento Territorial (POT), que no incorporan palabras tan importantes como costa o litoral, ni factores como comunidades negras o indígenas, lo que después se traduce en costos que hay que pagar en pobreza y conflictos urbanos.
Respecto al Foro Urbano Mundial, Agudelo destacó que para los académicos locales representa una oportunidad para revisar las relaciones con el mundo rural y la forma como se promueven y venden modelos de urbanismo social en una ciudad que se dice exitosa en los modelos de planificación urbana.

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